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miércoles, 11 de agosto de 2010

ENSAYO SOBRE LA CEGUERA / SARAMAGO

Comenzare por uno de mis escritores preferidos el increible JOSE SARAMAGO...él ha partido pero su obra memorable continuara con nosotros!que descanse en paz Saramago aqui quiere dar a entender mas de lo escrito y en esta alegoria se diferencia claramente la interpretacion de lo escrito. Por un lado la realidad de los no videntes para quienes la sociedad se muestra indiferente y no se conmueve...la otra interpretacion seria de caracter sociologico ya que todos somos ciegos de alguna manera ya sea porque no entendemos la realidad y nos conformamos solo con lo que nuestros oidos quieren escuchar... por puro egoismo o simplemente por desidia. Envuelto en todo esto va el metamensaje (no olvidar que Saramago es ateo) y es cuando al final el personaje principal, en este caso la mujer del médico va a la iglesia donde se refugian muchos ciegos y ella "ve"que las imágenes de los santos y del mismo Cristo estan vendadas, es decir, Dios esta ciego y es cuando ella se da cuenta de esta realidad es que el mundo esta listo para ver de nuevo. la cita en la cubierta lo dice todo: "Si eres capaz de ver, mira. Si eres capaz de mirar, observa y un parrafo para deleitarnos" De la puerta del ala derecha empezaron a llegar voces anunciando que ya no quedaba sitio, que todas las salas estaban llenas, hubo incluso ciegos que fueron empujados de nuevo hacia el zaguán, exactamente en el momento en que, deshecho el tapón humano que hasta entonces atrancaba la entrada principal, los ciegos que todavía estaban fuera, que eran muchos, empezaban a avanzar acogiéndose al techo bajo el cual, a salvo de las amenazas de los soldados, irían a vivir El resultado de estos dos desplazamientos, prácticamente simultáneos, fue que se trabó de nuevo la pelea a la entrada del ala izquierda, otra vez golpes, de nuevo gritos, y, como si esto fuese poco, unos cuantos ciegos despistados, que habían encontrado y forzado la puerta del zaguán que daba acceso directo al cercado interior, empezaron a gritar que allí había muertos. Imagínese el pavor Retrocedieron éstos como pudieron, Ahí hay muertos, hay muertos, repetían, como si los llamados a morir de inmediato fuesen ellos, en un segundo el zaguán volvió a ser un remolino furioso como en los peores momentos, después la masa humana se fue desviando en un impulso súbito y desesperado hacia el ala izquierda, llevándose todo por delante, rota ya la línea de defensa de los contagiados, muchos que ya habían dejado de serlo, otros que, corriendo como locos, intentaban escapar de la negra fatalidad Corrían en vano. Uno tras otro se fueron todos quedando ciegos, con los ojos de repente ahogados en la hedionda marea blanca que inundaba los corredores, las salas, el espacio entero. Fuera, en el zaguán, en el cercado, se arrastraban los ciegos desamparados, doloridos por los golpes unos, pisoteados otros, eran sobre todo los ancianos, las mujeres y los niños de siempre, seres en general aún o ya con pocas defensas, milagro que no resultaran de este trance muchos más muertos por enterrar.

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